Iniciar un proyecto digital es como zarpar hacia un nuevo destino. Y como en toda travesía, no basta con tener una idea clara de adónde se quiere llegar. Hace falta trazar la ruta más optima y contar con un equipo experimentado que sepa navegar.
Como decía el doctor Diego González Rivas: “El buen marinero no se curte en aguas de bonanza”. En el entorno digital, los retos surgen cuando menos lo esperas: cambios en el mercado, nuevas tecnologías, objetivos que evolucionan. Solo un equipo con metodología y experiencia sabrá adaptarse sin perder el rumbo.
El valor de tener método
Una metodología clara es lo que convierte un proyecto en un proceso sólido. En Zaguán estructuramos el proceso en cuatro fases:
- Exploramos: analizamos el contexto, entendemos el negocio y definimos una estrategia digital alineada con los objetivos.
- Diseñamos: transformamos esa estrategia en una experiencia digital coherente, usable y fiel a la marca.
- Desarrollamos: construimos soluciones escalables y eficientes con tecnología ágil.
- Optimizamos: medimos, iteramos y evolucionamos la solución para que crezca con el negocio y genere impacto sostenido.
Este método nos permite tomar decisiones bien informadas, anticipar posibles riesgos y mantener el ritmo del proyecto sin improvisaciones.
No es solo metodología. Es equipo.
La metodología no vale nada sin un equipo capaz de aplicarla con criterio, experiencia y compromiso. En Zaguán formamos equipos expertos en estrategia, diseño, tecnología y contenido, que saben remar coordinados, incluso en aguas revueltas. Que saben aprovechar los vientos a favor —como una validación temprana, un insight de usuario o una métrica clave— para optimizar el rumbo.
La tripulación es un valor diferencial
Cada proyecto es una travesía única. Pero tener una buena tripulación y una hoja de ruta clara es lo que marca la diferencia entre quedarse a la deriva o llegar a buen puerto.